EUROPA
PRESS
5 septiembre
2019
Enfermedades
de transmisión sexual, ¿la depilación total del vello púbico
aumenta el riesgo?
Investigaciones anteriores y muchos
informes han advertido a las mujeres sobre una conexión entre la depilación púbica y las ETS, pero los investigadores de la Universidad
Estatal de Ohio se preguntaron cómo de fuerte era esa conexión, si es que
existía.
La conclusión final ha sido que depilarse por completo el
vello púbico no aumenta el riesgo de enfermedades de
transmisión sexual (ETS), según señala el estudio que no encontró conexión
entre el aseo 'extremo' y la clamidia o la gonorrea,
según publica este miércoles la revista 'PLOS ONE'.
Así que idearon un estudio que, a diferencia del trabajo
previo en esta área, se basó en diagnósticos confirmados por laboratorio de dos
ETS comunes. El estudio incluyó a 214 estudiantes universitarios, todas
mujeres.
Los investigadores examinaron cualquier posible vínculo
entre la eliminación de todo el vello púbico al menos
una vez a la semana en el último año, o al menos seis veces en el último mes y
un resultado positivo para clamidia o gonorrea. Y no
encontraron conexión.
Jamie Luster,
autora principal del estudio y ex estudiante de posgrado en salud pública en el
estado de Ohio, dice que no estaba demasiado sorprendida de no encontrar
ninguna conexión en este estudio, principalmente porque no hay una razón
biológica clara para creer que afeitarse o depilarse conduciría a mayor riesgo
de estas ETS comunes.
Las mujeres participantes en el estudio, que visitaron una
ubicación en el campus del estado de Ohio para hacerse una prueba de ETS,
completaron un cuestionario que preguntaba sobre sus comportamientos sexuales y
de aseo. Casi todas (98 por ciento) dijeron que se habían arreglado un poco, y entre
18 y 54 por ciento se depilaban de forma 'extrema', según las dos medidas
utilizadas en el estudio.
Las participantes también acordaron permitir que los
investigadores recibieran los resultados de sus pruebas de ETS. Alrededor del
10 por ciento de las mujeres tuvieron una prueba positiva.
Aunque este estudio fue pequeño, es importante que las
mujeres sepan que la investigación en esta área no es concluyente, a pesar de
lo que puedan ver en una búsqueda en Internet sobre el tema o escuchar a sus
amigas, dice Luster, quien ahora es investigadora en
la Universidad de Michigan.
El nuevo estudio destaca la importancia de tomar medidas que
sí se sabe que reducen el riesgo de enfermedades de transmisión sexual
advierten Luster y su asesora en el trabajo, la
profesora asociada de epidemiología del estado de Ohio, Maria Gallo.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades
estiman que alrededor de 2,86 millones de nuevas infecciones por clamidia y 820.000 nuevas infecciones por gonorrea ocurren en
los Estados Unidos cada año, muchas en adolescentes y adultos jóvenes.
Las recomendaciones de prevención de la agencia para las
personas sexualmente activas incluyen permanecer en una relación mutuamente
monógama a largo plazo con una pareja libre de ETS y usar preservativos.
La clamidia y la gonorrea son
causadas por bacterias, infectan tanto a hombres como a mujeres y pueden
provocar infecciones del tracto reproductivo que pueden tener daños duraderos.
Si no se trata, ambas infecciones pueden dificultar que una mujer quede
embarazada en el futuro.
Gallo considera que este estudio mejora la investigación
previa al considerar cuidadosamente los posibles factores de confusión que
incluyen frecuencia sexual, ingresos, raza y edad.
"Particularmente preocupante es que el trabajo anterior
no se ajustó a la frecuencia sexual. Podría ser que las mujeres que tenían más
relaciones sexuales con más personas y, por lo tanto, tenían más probabilidades
de contraer infecciones, tenían más probabilidades de arreglarse", añade
Gallo.
Al confiar en la evidencia confirmada por el laboratorio de
ETS, el estudio del estado de Ohio también mejora la investigación previa, que
se había basado en los autoinformes de los
participantes sobre las infecciones, puntualiza Luster.
"Investigaciones anteriores preguntaron a los
participantes si alguna vez habían tenido una infección de transmisión sexual,
pero no midieron si tenían una en el momento de la encuesta. Eso dificulta la
conexión de los hábitos de aseo actuales con las ETS", advierte.